Malos tiempos para los docentes. En pocas semanas hemos tenido que reinventarnos sin haber ensayado antes... Pero la vida es así. A veces nos pone en situaciones inesperadas que debemos afrontar con fuerza y valentía. Dicen por ahí que saldremos más fortalecidos, pero nosotros sabemos que nuestro sudor nos ha de costar.
Cada día pienso en vosotros. Me comunico con los directores, con los equipos. Busco alternativas para paliar las "brechas". Leo. Indago. Intento adaptar lo que encuentro... pero la desidia y la incertidumbre se apoderan de mi a ciertas horas de estos interminables días.
Nos vemos inmersos en sorpresas nuevas cada jornada que pasa. Me hago cargo de la responsabilidad que nos ha caído por parte de la sociedad al completo... Leo críticas y alabanzas en las redes sociales... y por dentro me revuelvo y mi estado de ánimo parece una montaña rusa.
Pero siempre llego a la misma conclusión: LO ESTAMOS HACIENDO BIEN.
Querido docente: sé que tu alumnado es lo que ahora rompe tu tiempo, tu preocupación por aquellos más débiles, por aquellos que están más hundidos en la brecha, aquellos que no responden a tus llamadas, o que no te envían las tareas... LAS TAREAS... dichosas tareas...
El mundo parece haber estallado en una locura colectiva, y te das cuenta de que tú no estás ahí para ayudarles.
Brindar una educación de Calidad en tiempos de coronavirus: atroz... Porque te das cuenta de que tu alumnado está solo frente al ordenador (o que carece de él); porque no todos tienen a su lado a padres o madres que puedan ayudarle; porque sabes que en muchos casos aprender cosas nuevas en la distancia, es inviable; porque sabes que necesitan retroalimentación sobre lo que hacen, y en muchas ocasiones no te es posible hacerlo; porque sabes que los ritmos no son los mismos que con clases presenciales...
Querido docente: son tiempos para aprender lecciones mucho más grandes que sumar o restar.
Lecciones de amor y cercanía, de acompañamiento, de co-responsabilidad y co-creación conjunta en confinamiento. Tiempo de aislamiento social, para darnos cuenta de la necesidad innata del ser humano de relacionarnos. Tiempo para salir al balcón y aplaudir a aquellos que nos cuidan cada día desde el silencio y la entrega. Tiempo para apoyarnos como sociedad pintando y colgando en las ventanas carteles donde se lea: "Todo va a salir bien". Tiempo para la familia, para el juego, para la reflexión...
El mundo nos pone en alerta. Mostremos a los niños y las niñas lo que ocurre ahí fuera. Mostrémosles las consecuencias de la pandemia, pero también las bondades de las personas: la solidaridad y la fuerza por fin han tomado las calles y los corazones!
Querido docente, te extraño.
Gracias Montse por tu carta; pienso que expresa el sentir de muchas de las personas que nos dedicamos a la educación ...coincido especialmente con el último párrafo y echo de menos al alumnado, que nos pone a prueba cada día. Un abrazo primaveral.
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